La sexta cruzada templaria, al igual que la quinta, estuvo marcada por la derrota en la batalla de Hattin en 1187 y la caida de Jerusalén en manos musulmanas bajo el mando de Saladino. Este evento generó un impulso constante entre los cristianos para recuperar la Ciudad Santa y los santos lugares de Tierra Santa. En la Quinta Cruzada, no se logró recuperar Jerusalén. Sin embargo, sentaron las bases para estrategias posteriores y para un enfoque más diplomático en la búsqueda de soluciones para recuperar los territorios perdidos.
El emperador Federico II de Hohenstaufen, motivado por el deseo de recuperar Jerusalén, propuso una nueva estrategia basada en la diplomacia. A pesar de su excomunión por el Papa, Federico II se embarcó en la Sexta Cruzada, presentando una visión que buscaba alcanzar acuerdos y tratados en lugar de enfrentamientos militares directos.
Ademas del fervor religioso para recuperar Jerusalén, la Sexta cruzada tenia también intereses políticos y territoriales de los líderes europeos por asegurar su influencia en la región.
El emperador Federico II de Hohenstaufen
Federico II de Hohenstaufen, una figura destacada del siglo XIII, desempeñó un papel crucial en la historia de Europa como emperador del Sacro Imperio Romano Germánico. Su vida estuvo marcada por una diversidad de experiencias que abarcaron desde su ascendencia hasta su reinado, mostrando un legado significativo en la historia medieval.
Nacido en 1194, Federico II fue hijo de Enrique VI, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, y de Constanza de Sicilia. Tras la muerte de su padre, sucedió al trono a una temprana edad, enfrentándose a una serie de desafíos que culminaron en su ascenso al poder y a su coronación como emperador en 1220.
Federico II era conocido por su intelecto agudo, su amor por la cultura y el aprendizaje, así como por su dominio de varios idiomas. Criado en un ambiente multicultural en Sicilia, adquirió una educación amplia y desarrolló un interés profundo en la ciencia, las artes y la filosofía, aspectos que se reflejaron en sus actividades y políticas durante su reinado.
Excomulgado por el Papa Gregorio IX
La excomunión de Federico II se debió a una serie de tensiones y desacuerdos entre el Papa y el emperador, que tuvieron profundas repercusiones en la relación entre el poder secular y religioso en ese tiempo. La relación entre Federico II y el Papado era tensa, con desacuerdos arraigados en la disputa sobre la autoridad secular y eclesiástica. Ambos deseaban control sobre diversos aspectos, lo que llevó a un enfrentamiento entre los poderes políticos y religiosos.
El Papa Gregorio IX solicitó a Federico II que cumpliera con un voto de participar en una cruzada, lo cual no sucedió. La negativa de Federico II a cumplir con este compromiso religioso fue uno de los puntos que generó fricciones y llevó a su excomunión. Además del desacuerdo sobre la participación en una cruzada, hubo diferencias en cuestiones de tierras, poder y jurisdicción, lo que agravó las tensiones entre el emperador y el Papa. Estos conflictos de intereses políticos y religiosos influyeron en la escalada de la disputa entre ambos.
La excomunión de Federico II tuvo un impacto significativo en su legitimidad y reputación como líder cristiano, socavando su posición tanto en el ámbito político como religioso. Y uno de los motivos de que participara en la sexta cruzada para revertir la excomunión.
Matrimonio en Jerusalén
Federico II de Hohenstaufen se casó con Isabel de Brienne, hija de Juan de Brienne, en 1225. Este matrimonio fue el segundo para Federico II, sucediendo a su unión previa con Constanza de Aragón, quien falleció en 1222.
El matrimonio de Federico II con Isabel de Brienne tuvo importantes implicaciones políticas. Juan de Brienne, suegro de Federico II, era un influyente líder en Tierra Santa y había sido rey de Jerusalén. La unión entre Federico II y su hija buscaba fortalecer las relaciones políticas entre el emperador del Sacro Imperio Romano Germánico y la región de Jerusalén.
A pesar de la intención política y estratégica del matrimonio, Federico II no tuvo la oportunidad de capitalizar plenamente las ventajas que buscaba con esta unión, ya que su reinado posterior estuvo marcado por una serie de conflictos y desafíos en lugar de logros significativos en Tierra Santa.
Al-Kamil
Al-Kamil, líder ayubí de Egipto en ese momento, desempeñó un papel clave en la Sexta Cruzada. Se encontró con el emperador Federico II, líder de la cruzada, y participó en negociaciones que llevaron a un tratado que otorgó a los cristianos el control de Jerusalén, Belén y Nazaret sin un enfrentamiento militar directo.
En aquel período, Egipto y Damasco estaban inmersos en una rivalidad por el poder y el control de la región. Esta competencia entre las dos regiones islámicas facilitó el enfoque de Al-Kamil en buscar alianzas y soluciones diplomáticas para mantener su posición y contrarrestar el poder de Damasco en la región.
Intrigas y acuerdos de la sexta cruzada
En 1227, siendopapa Gregorio IX, Federico y su ejército embarcaron en Brindisi hacia Siria, pero cuando llegó a Chipre, una epidemia les forzó a volver a Italia. Esto le dio a Gregorio la excusa para excomulgar a Federico, por romper sus votos de cruzado. El motivo real de la excomunión fue que el emperador llevaba años luchando por consolidar el poder imperial en Italia contra el Papado.
Tras varias negociaciones con el Papa, el emperador decidió embarcarse nuevamente hacia Siria en junio de 1228, llevando ejercitos de Alemania, Genova y Pisa. Llegó Chipre en julio, y a Acre en el el mes de septiembre.
La habilidad diplomática de Federico II fue fundamental en estas negociaciones. Su conocimiento de la cultura y la lengua árabe, junto con su astucia política, fue esencial para establecer un diálogo efectivo con Al-Kamil, lo que permitió llegar a un acuerdo que beneficiara a ambas partes.
Intrigas
Las intrigas políticas fueron una constante durante las conversaciones. Tanto en el lado cristiano como en el musulmán, existían facciones e intereses contrapuestos que influyeron en la manera en que se abordaron las negociaciones. Las influencias de diferentes líderes políticos, militares y religiosos de los dos bandos complicaron el proceso de diálogo.
La desconfianza entre Federico II y Al-Kamil fue evidente. Ambos líderes tenían motivos para ser cautos y cuidadosos en sus acercamientos, ya que los conflictos previos y las agendas políticas enfrentadas generaron un ambiente de desconfianza que influyó en las conversaciones.
Durante las negociaciones, es probable que ambos líderes tuvieran intereses ocultos que afectaran el desarrollo de las conversaciones. La búsqueda de ventajas estratégicas, territoriales o políticas pudo haber estado presente detrás de los acuerdos y desacuerdos expresados en la mesa de negociación.
El acuerdo
La negociación entre Federico II y Al-Kamil resultó en un tratado en febrero del año 1229 que otorgó a los cristianos el control de Jerusalén, Belén y Nazaret sin una batalla directa. Este acuerdo incluyó concesiones mutuas: por un lado, la devolución de las ciudades sagradas a los cristianos y, por otro, la garantía de protección y libertad religiosa para los musulmanes en esos territorios. Debido a esto, el Papa excomulgó a Federico II, una vez más.
Los cristianos recuperarían Belén, Nazaret, Sidón y Torón (actual Tibnin), además de Jerusalén, exceptuando la Cúpula de la Roca, que era sagrada para el Islam y los bandos beligerantes acordarían una tregua de 10 años.
El Papel de los Templarios
Durante la Sexta Cruzada, la Orden de los Caballeros Templarios desempeñó un papel significativo. Si bien no hubo un líder templario sobresaliente durante esta cruzada, la influencia colectiva de varios miembros destacados fue crucial para el desarrollo de los eventos.
Hermann von Salza
Hermann von Salza, el Gran Maestre de la Orden Teutónica, fue un destacado líder y diplomático en esa época. Aunque no era el líder directo de los templarios, su sabiduría, habilidades diplomáticas y su estrecha relación con Federico II contribuyeron a las negociaciones con Al-Kamil, allanando el camino para el tratado que permitió a los cristianos recuperar Jerusalén.
Varios miembros prominentes de la orden estuvieron activos en el terreno. Su participación militar y estratégica en diversas batallas y asedios contribuyó al avance de los objetivos de la cruzada.
La estructura de mando de los templarios estaba basada en un sistema colectivo. Si bien tenían maestros regionales y líderes específicos en ciertos teatros de operaciones, la toma de decisiones y la estrategia general eran producto de la cooperación y consenso dentro de la orden.
Consecuencias de la Cruzada
La principal fue la firma del tratado entre Federico II y Al-Kamil que permitió a los cristianos recuperar Jerusalén, Belén y Nazaret sin librar una batalla directa. Este acuerdo diplomático sentó un precedente en la historia de las cruzadas al lograr la devolución de tierras sagradas a los cristianos mediante negociaciones en lugar de la fuerza militar.
El éxito de la cruzada reforzó la legitimidad de Federico II, que había sido excomulgado por incumplir su voto de participar en una cruzada. Este logro diplomático le proporcionó un cierto grado de reconocimiento y legitimidad en el ámbito religioso.
A pesar de la recuperación de Jerusalén, el tratado tuvo consecuencias mixtas en términos de cambios políticos y territoriales. Aunque se restituyeron tierras a los cristianos, estas tierras no estaban completamente seguras y surgieron conflictos continuos en la región
La Sexta Cruzada provocó cambios en las relaciones entre el mundo cristiano y musulmán. La firma del tratado mostró la viabilidad de la diplomacia y el diálogo en la resolución de conflictos religiosos, marcando un precedente para futuros acuerdos y relaciones interreligiosas.
El legado de la Sexta Cruzada radica en el poder de la diplomacia y la negociación en el contexto de conflictos religiosos y territoriales. Este evento subrayó la importancia de buscar soluciones pacíficas y la posibilidad de lograr acuerdos sin recurrir a la violencia.
Diez años más tarde, en 1239, al expirar el tratado firmado por Federico II, la Ciudad Santa sería reconquistada por los musulmanes.
1. La Primera Cruzada templaria (1096-1099)
2. La Segunda Cruzada templaria (1147-1149)
3. La Tercera Cruzada templaria (1189-1192)
4. La Cuarta Cruzada templaria (1202-1204)
5. La Quinta Cruzada templaria (1217-1221)
6. La Sexta Cruzada templaria (1228-1229)
7. La Séptima Cruzada templaria (1248-1254)
8. La Octava Cruzada templaria (1270)
9. La Novena Cruzada templaria (1271-1272)
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