La Quinta Cruzada, que tuvo lugar entre 1217 y 1221, se originó en un contexto marcado por la continua tensión entre los poderes cristianos y musulmanes en Tierra Santa.
Motivos de la quinta cruzada
Pérdida de Jerusalén: Motor Primario
La raíz fundamental que impulsó la Quinta Cruzada fue la pérdida de Jerusalén a manos de Saladino en 1187 durante la Batalla de Hattin. Esta desposesión significó no solo la pérdida de un territorio sagrado para los cristianos, sino también un golpe a la soberanía cristiana en la región. El anhelo de recuperar esta ciudad santa y restaurar el control cristiano sobre ella se convirtió en un objetivo cardinal para la cristiandad europea.
Reconquista y Defensa de Territorios
La defensa de los territorios cristianos en Oriente Medio, además de la recuperación de Jerusalén, fue otro motivo crucial que impulsó la Quinta Cruzada. Las amenazas a las tierras cristianas, combinadas con la creciente sensación de vulnerabilidad tras la pérdida de Jerusalén, avivaron el fervor de una empresa bélica para proteger y extender el dominio cristiano en la región.
Perspectiva Religiosa y Política
Además de los motivos territoriales, la esencia religiosa también fue un factor predominante. La influencia de la Iglesia y el papado desempeñó un papel esencial en la promoción de las cruzadas, exhortando a los fieles a emprender la empresa como una forma de redención y servicio a Dios.
Contexto Político Europeo
El contexto político europeo en la época de la Quinta Cruzada estuvo marcado por la competencia entre las monarquías, la influencia del papado en los asuntos seculares, las tensiones entre la Iglesia y los líderes laicos, y transformaciones significativas en la estructura social y económica. Este escenario complejo y dinámico influyó en la decisión de emprender empresas militares como las Cruzadas y en cómo se desarrollaron a nivel político y social en la Europa medieval.
Líderes cristianos
Rey Andrés II de Hungría
Andrés II, monarca de Hungría desde 1205 hasta 1235, desempeñó un papel crucial no solo en la historia de su reino, sino también en el contexto político y social de la Europa medieval. Su reinado estuvo marcado por una serie de transformaciones, desafíos y logros que dejaron una huella perdurable en la historia de Hungría.
Andrés II ascendió al trono húngaro a una edad temprana, enfrentándose a desafíos considerables en su intento por consolidar el poder real. Durante su reinado, implementó reformas significativas, como la emisión de la «Bula de Oro» en 1222, que otorgaba derechos y privilegios a la nobleza y a la Iglesia. Esta carta magna medieval estableció una serie de derechos y limitaciones al poder real, sentando las bases de la estructura legal y política en Hungría.
Andrés II desempeñó un papel destacado como líder cristiano en la Quinta Cruzada. Participó activamente en esta empresa, llevando consigo una considerable fuerza militar de su reino. Su presencia y liderazgo fueron fundamentales en los esfuerzos por recuperar Tierra Santa, aunque la campaña no logró los objetivos esperados.
A nivel internacional, Andrés II mantuvo una política diplomática activa, asegurando alianzas y tratados beneficiosos para su reino. Buscó expandir la influencia húngara y garantizar la estabilidad en la región.
Andrés II fue un monarca que dejó una huella duradera en la historia de Hungría, contribuyendo a la estabilidad y el desarrollo de su reino, así como participando activamente en eventos de importancia a nivel europeo. Su liderazgo, tanto en asuntos internos como en empresas internacionales, lo consolida como una figura significativa en la Europa medieval.
Duque Leopoldo VI de Austria
Leopoldo VI, duque de Austria desde 1198 hasta su fallecimiento en 1230, emergió como una figura influyente y determinante en la historia de Austria y en el panorama político de la Europa medieval. Su liderazgo dinámico y su legado perdurable se extienden más allá de las fronteras de su ducado, dejando una impronta en la historia europea de su época.
Leopoldo VI asumió el ducado en un período tumultuoso, marcado por cambios y desafíos en la región. Su reinado se caracterizó por un compromiso constante con el desarrollo y la consolidación del poder del ducado de Austria.
El duque Leopoldo VI fue uno de los líderes cristianos clave en la Quinta Cruzada. Su participación activa y su liderazgo desempeñaron un papel fundamental en los esfuerzos por recuperar Jerusalén y defender los territorios cristianos en Tierra Santa. Aunque la Cruzada no logró los objetivos deseados, la presencia y los esfuerzos de Leopoldo VI marcaron su compromiso con la empresa y su preocupación por las cuestiones religiosas y territoriales de la cristiandad.
Además de su papel en la política exterior, Leopoldo VI implementó reformas significativas en su ducado. Fomentó el desarrollo económico, promovió la construcción de ciudades y fortificaciones, y se destacó por su apoyo a la cultura y la educación. Su reinado se recuerda como un período de avance y estabilidad para Austria.
Leopoldo VI dejó un legado duradero en la historia de Austria y en el escenario europeo de su tiempo. Su liderazgo en la Quinta Cruzada y su compromiso con el desarrollo interno de su ducado lo consolidan como una figura significativa en la historia medieval, caracterizada por su habilidad estratégica, su compromiso con la defensa de la fe y sus esfuerzos para fortalecer su territorio.
Juan de Brienne: Rey de Jerusalén
Juan de Brienne, nacido alrededor de 1170 y fallecido en 1237, fue un prominente noble francés que desempeñó un papel crucial en la historia del Reino de Jerusalén y en las Cruzadas. Se convirtió en rey de Jerusalén por su matrimonio con María de Montferrato, heredera al trono, y por su habilidad y liderazgo excepcionales.
Desde una edad temprana, Juan de Brienne destacó como un hábil caballero. Participó activamente en las Cruzadas, mostrando valentía y habilidad en el campo de batalla. Su matrimonio con María lo llevó a convertirse en rey consorte de Jerusalén en 1210 y, posteriormente, en rey titular en 1212 tras la muerte de su esposa.
Durante su reinado, el Reino de Jerusalén enfrentó desafíos considerables. Juan de Brienne tuvo que lidiar con conflictos militares y políticos, incluyendo enfrentamientos con los musulmanes y las luchas internas en la región. Demostró ser un líder enérgico, resistente y valiente.
Juan de Brienne desempeñó un papel destacado en la Quinta Cruzada. Aunque no era el líder supremo de la cruzada, su experiencia y liderazgo contribuyeron significativamente a los esfuerzos de los cruzados por recuperar Jerusalén.
Líderes musulmanes
Al-Kamil: Sultan de Egipto y Siria durante las Cruzadas
Al-Kamil parte de la dinastía Ayubí, nació en 1177 y se convirtió en una figura clave durante la época de las Cruzadas en Oriente Medio. Ascendió al poder como sultán de Egipto y Siria, desempeñando un papel estratégico durante la Quinta Cruzada.
Al-Kamil fue reconocido por su habilidad estratégica y su resistencia ante los ataques de los cruzados. Enfrentó múltiples conflictos y desafíos durante su reinado, incluyendo las campañas de las Cruzadas lideradas por figuras como el rey Andrés II de Hungría y el duque Leopoldo VI de Austria.
Uno de los momentos más destacados de su liderazgo fue su habilidad diplomática durante la Quinta Cruzada. Buscó acuerdos y tratados con los líderes cristianos para evitar derramamiento de sangre y defender sus territorios. Destacó por su capacidad para negociar acuerdos beneficiosos para su causa.
Al-Mu’azzam: Gobernante de Damasco
Al-Mu’azzam, hermano de Al-Kamil, gobernaba la región de Damasco. Durante la Quinta Cruzada, desempeñó un papel fundamental al colaborar estrechamente con su hermano en la defensa de las tierras musulmanas.
Al-Mu’azzam, al igual que su hermano, jugó un papel crucial en la resistencia contra los intentos de los cruzados por conquistar territorios musulmanes. Su apoyo a Al-Kamil y su coordinación estratégica contribuyeron a la defensa de la región frente a los ataques cristianos.
Principales batallas
El asedio de Damieta
El asedio de Damieta, que tuvo lugar entre 1218 y 1219, fue un momento crucial durante la Quinta Cruzada, liderada por el rey Andrés II de Hungría, el duque Leopoldo VI de Austria y otros comandantes. Damieta era una ciudad estratégica en Egipto, ubicada en la desembocadura del Nilo y considerada un objetivo fundamental para los cruzados en su intento por recuperar Jerusalén.
Los cruzados, tras su llegada a Egipto, se propusieron tomar Damieta para consolidar una posición estratégica en la región. Este asedio representaba un paso vital en su campaña para avanzar hacia el interior de Egipto y, potencialmente, recuperar el control de Jerusalén.
El asedio comenzó con la llegada de las fuerzas cruzadas a las afueras de Damieta. La ciudad estaba bien fortificada y defendida por las fuerzas musulmanas. Los cruzados se enfrentaron a diversos desafíos, incluyendo la resistencia de los defensores, las dificultades para abastecerse y las tensiones internas entre los líderes cristianos.
A pesar de las dificultades, los cruzados lograron avanzar y sitiaron con éxito la ciudad, cortando sus conexiones terrestres y marítimas. Durante el asedio, ocurrieron enfrentamientos sangrientos, pero los cruzados lograron tomar el control de algunas partes de la ciudad.
A pesar de algunos avances, las tensiones internas entre los líderes cristianos y la falta de recursos estratégicos condujeron a un estancamiento. Finalmente, se negoció un tratado en el que se acordó un alto el fuego y la devolución de Damieta a los musulmanes a cambio de la liberación de prisioneros cristianos y un rescate.
El resultado del asedio de Damieta representó un revés para los esfuerzos de los cruzados. A pesar de haber logrado avanzar y sitiar la ciudad, la falta de recursos, la discordia entre los líderes y el tratado desfavorable final llevaron a la retirada de las fuerzas cristianas de Egipto.
El asedio de Damieta, aunque representó un esfuerzo significativo de los cruzados, finalizó con la firma de un tratado que marcó un punto crítico en la Quinta Cruzada y afectó su estrategia para recuperar Jerusalén.
La batalla de Mansura
La Batalla de Mansura, librada en 1219 durante la Quinta Cruzada, fue un enfrentamiento crucial entre las fuerzas cristianas y musulmanas en Egipto. Después del asedio de Damieta, las fuerzas cruzadas se dirigieron hacia Mansura, otra ciudad egipcia estratégica, con el objetivo de avanzar en su campaña hacia Jerusalén.
Después de haber sitiado Damieta y acordar su rendición mediante un tratado desfavorable, los cruzados se movilizaron hacia Mansura, con la intención de avanzar tierra adentro y extender su control en Egipto.
Las fuerzas cristianas, lideradas por el rey Andrés II de Hungría, el duque Leopoldo VI de Austria y otros comandantes, se enfrentaron a un desafío formidable en Mansura. La ciudad estaba bien fortificada, y las tropas musulmanas eran resueltas en su defensa.
Los cruzados intentaron tomar Mansura, desplegando estrategias y lanzando ataques, pero se encontraron con una fuerte resistencia por parte de las fuerzas musulmanas. Las defensas de la ciudad, sumadas a las tácticas de los defensores y las condiciones desfavorables, hicieron que el avance cristiano fuera extremadamente difícil.
A pesar de su valentía y determinación, las fuerzas cristianas se vieron superadas por las tropas musulmanas. La Batalla de Mansura representó una derrota significativa para los cruzados, lo que llevó a la captura y rendición de las fuerzas cristianas.
La derrota en Mansura fue un golpe devastador para los esfuerzos de los cruzados en Egipto. La Batalla de Mansura, junto con el tratado desfavorable previo en Damieta, resultó en un revés significativo para la Quinta Cruzada, debilitando su posición y llevando a la retirada de las fuerzas cristianas de Egipto.
La Batalla de Mansura marcó un punto crítico en la campaña de la Quinta Cruzada, demostrando la tenacidad de las fuerzas musulmanas y representando una etapa clave en el fracaso de los esfuerzos cristianos por recuperar Jerusalén en esa campaña específica.
El papel de los templarios
Durante la Quinta Cruzada, la participación de la Orden de los Caballeros Templarios fue significativa y ejerció un impacto crucial en la campaña. Los templarios, una orden militar cristiana establecida en el siglo XII, desempeñaron un papel destacado en los conflictos entre cristianos y musulmanes en Tierra Santa.
Los Caballeros Templarios proporcionaron un valioso apoyo militar y estratégico a las fuerzas cristianas durante la Quinta Cruzada. Su presencia y experiencia en combate fueron fundamentales para los cruzados, brindando habilidades tácticas y organizativas que mejoraron la capacidad de las fuerzas cristianas en el campo de batalla.
Los templarios estuvieron presentes en las batallas más importantes de la Quinta Cruzada, incluyendo el asedio de Damieta y la Batalla de Mansura. Su participación en estos enfrentamientos estratégicos resaltó su importancia y su contribución a la campaña.
Además de su presencia en combate, los templarios desempeñaron un papel en el asesoramiento estratégico y organizativo para las fuerzas cristianas. Aportaron su experiencia en planificación y tácticas militares, brindando orientación a los líderes cristianos durante la campaña.
A pesar de su participación y contribución, la Quinta Cruzada no logró sus objetivos. A pesar de la presencia de los templarios y otros contingentes cristianos, la campaña resultó en fracaso y en la retirada de las fuerzas cristianas de Egipto.
Los templarios jugaron un papel crucial en la Quinta Cruzada, proporcionando apoyo militar, estratégico y táctico a las fuerzas cristianas. Aunque su presencia fue significativa, el resultado de la campaña no cumplió con las expectativas, lo que condujo a la retirada de las fuerzas cristianas de la región.
Algunos de los principales líderes de los Caballeros Templarios durante el período de la Quinta Cruzada incluyeron:
Hermann von Salza
Hermann von Salza fue uno de los Grandes Maestres más influyentes de los Caballeros Templarios. Aunque la Orden del Temple y la Orden Teutónica a menudo se confunden, Hermann von Salza fue en realidad Gran Maestre de la Orden Teutónica. No obstante, su papel como figura influyente en las Cruzadas y su habilidad diplomática en asuntos relacionados con las órdenes militares lo hicieron fundamental en ese período.
Armand de Périgord
Armand de Périgord fue un Gran Maestre templario que lideró la Orden durante un tiempo significativo. Su liderazgo se desarrolló en un momento de importancia crucial para los templarios, aunque su mandato ocurrió antes del inicio de la Quinta Cruzada.
Robert de Sablé
Robert de Sablé fue otro Gran Maestre templario que desempeñó un papel crucial durante el auge de la Orden. Su liderazgo fue anterior al período de la Quinta Cruzada, pero su contribución a la consolidación y organización de los templarios fue relevante.
Estos líderes templarios, aunque algunos de ellos ejercieron su liderazgo en un período previo a la Quinta Cruzada, dejaron un legado importante en la historia de la Orden y su influencia en las Cruzadas. Sus acciones y decisiones contribuyeron al desarrollo y la prominencia de los templarios en el contexto de los conflictos entre cristianos y musulmanes en Tierra Santa.
Consecuencias de la quinta cruzada
El desenlace de la Quinta Cruzada fue desfavorable para los cruzados. A pesar de haber emprendido esfuerzos para tomar ciudades estratégicas como Damieta y Mansura en Egipto, no lograron su objetivo principal: retomar Jerusalén y otros territorios en Tierra Santa.
Después de enfrentar desafíos, acuerdos desventajosos y derrotas militares, las fuerzas cristianas se retiraron de Egipto. Aunque habían logrado algunos avances, el resultado general de la campaña fue la retirada de las tropas cristianas de la región, lo que marcó el final de la Quinta Cruzada.
Las consecuencias de la Quinta Cruzada fueron multifacéticas. Para los cristianos, la campaña resultó en una pérdida de vidas, recursos y esfuerzos, sin haber logrado recuperar los territorios deseados. Para los musulmanes, representó un éxito en la defensa de sus tierras y en la resistencia contra los intentos de conquista.
La Quinta Cruzada, aunque no logró sus objetivos, influyó en campañas posteriores y en el desarrollo del pensamiento y la estrategia de las Cruzadas. Marcó un precedente en el fracaso de los intentos cristianos por recuperar Jerusalén y otros lugares santos en Oriente Medio.
En resumen, el final de la Quinta Cruzada significó un revés para las fuerzas cristianas y un logro defensivo para los musulmanes. También fue un impacto duradero en la narrativa y la estrategia de las Cruzadas posteriores, mostrando la complejidad y las dificultades de los conflictos religiosos y territoriales en esa época.
1. La Primera Cruzada templaria (1096-1099)
2. La Segunda Cruzada templaria (1147-1149)
3. La Tercera Cruzada templaria (1189-1192)
4. La Cuarta Cruzada templaria (1202-1204)
5. La Quinta Cruzada templaria (1217-1221)
6. La Sexta Cruzada templaria (1228-1229)
7. La Séptima Cruzada templaria (1248-1254)
8. La Octava Cruzada templaria (1270)
9. La Novena Cruzada templaria (1271-1272)
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