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Filosofía práctica: el espejo.

El espejo no solo sirve para estimular nuestra vanidad, también es el lugar donde buscarse, donde conocerse y reconocerse a uno mismo y a los demás.

Filosofía aplicada: el espejo como símbolo de autoconocimiento.

Conocernos profundamente no es un ejercicio sencillo, pero es imprescindible para poder controlar nuestras emociones y responder de manera racional a los desafíos. El espejo, en este sentido, es un símbolo del reflejo de nuestra mente y, yendo más allá, lo que vemos reflejado es la totalidad de nuestra personalidad con sus luces y con sus sombras.

La filosofía práctica: mentoría filosófica

Aceptar la realidad tal como es supone un ejercicio de honestidad profundo, no añadir juicios innecesarios o emociones irracionales o sesgos de percepción. Marco Aurelio utiliza la imagen del espejo para recordar que la mente debería funcionar como un reflejo limpio y puro de lo que ocurre a nuestro alrededor, sin deformar los hechos con interpretaciones subjetivas o apasionadas:

«Todo lo que escuchas es opinión, no hecho. Todo lo que ves es perspectiva, no verdad.»

El reflejo como filosofía práctica

El espejo también refleja lo que sucede frente a él, sin reaccionar, sin cambiar la imagen, sin resistencia, el espejo no juzga. Quizás el espejo nos dice cómo reaccionar ante los eventos externos: hay sucesos, contextos, circunstancias, soledades o desequilibrios que nos ponen a prueba. El espejo nos demuestra su imperturbabilidad, con una emoción contenida en sí que procura no romperse en mil pedazos.

«El alma, como un espejo, debe reflejar los eventos sin apego ni aversión. No es lo que sucede lo que te afecta, sino tu juicio sobre ello.»

Paco Pavón

Mi nombre es Paco Pavón, he sido militar profesional en los ámbitos de prevención e inteligencia; criminólogo especializado en psicología de la delincuencia. Máster en Filosofía Teórica y Práctica y Máster en Comunicación, Sociedad, Cultura y Política.

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