¿Que ver en Petra en un dia? Os vamos a contar nuestra experiencia.
Mediodía del jueves día 5, las carreteras desde Wadi Rum hacia Petra no presentan ningún problema, son tramos recorridos habitualmente por los viajes organizados. Al llegar a Petra podéis aparcar en una gran explanada próxima al centro de visitantes. Una vez allí el Jordan Pass os permitirá la visita gratuita (solo por esto ya merece la pena).
Si bien, no vayáis hasta la entrada hacia la ciudad directamente (donde está el control de pases), porque primero es necesario obtener el billete de entrada presentando el Jordan Pass en el centro de visitantes. Lo sabemos perfectamente porque nos tocó darnos la vuelta. Nuestro Jordan Pass nos daba para dos días, pero sabíamos que le íbamos a dedicar uno.
¿Qué ver en Petra?
La legendaria ciudad nabatea esculpida en la roca se nos presenta a su entrada a través de un estrecho camino encajonado entre montañas (Siq) como un descubrimiento absoluto. Da igual las fotografías o reportajes que hayas visto previamente, al intuir la fachada de la Casa del Tesoro entre las rocas hasta que sales del Siq y se te muestra en su totalidad la impresión es brutal. Información detallada en Petra.
A primera hora de la mañana o por la tarde
Es difícilmente describir Petra, hay que verlo. Pero sí os podemos dar un consejo que nos costó muchas horas de caminatas y bastantes kilómetros. La visita a Petra requiere dos días, aunque nosotros lo hicimos en uno solo (somos así). Y, sobre todo, evitad las horas centrales porque en Petra está turistificada en alto grado, eso significa que hacia el mediodía y en las horas centrales todo está abarrotado de gente, grupos y más grupos de turistas, en racimos, que se arremolinan en torno a los mismos sitios para tomar las mismas fotografías, vamos que aparenta, y lo es, una avenida comercial.
Hicimos el recorrido completo viendo lo que hay que ver con todo atestado de gente, las tumbas reales, la calle de las fachadas, el anfiteatro, el ara de sacrificios, el gran templo, la iglesia bizantina, el ascenso (demoledor) al monasterio Ad Deir… todo tranquilamente, pero sin parar.
La subida al Monasterio, un rompe piernas
Llegamos al final, al monasterio, reventados, viendo incluso los desvíos a los templos laterales durante la ascensión que se nos hizo eterna porque veníamos con el cansancio acumulado de haber caminado sobre las dunas de Wadi-Run por la mañana.
Al acabar la luz del atardecer con el ocaso del sol nos proporcionó todo el descanso que necesitábamos, repusimos fuerzas con frutas y zumos naturales (en cualquier lado los encontráis, además de mil puestecitos de mil cosas).
Solos en Petra
La sorpresa, lo sorprendente, fue ser conscientes que desde ese momento hasta el cierre del turno de tarde (hay una visita nocturna con concierto incluido frente a la casa del tesoro), nos dejaba un par de horas para recorrer el camino de vuelta completamente solos, ¡SOLOS en Petra! Esa fue la culminación de una experiencia absolutamente irreal.
Pasear por Petra cuando todo el mundo se ha marchado, excepto quienes allí viven y pernoctan en sus puestos, como debió de ser en su época de esplendor, fue lo mejor del dái. Haced caso de este consejo, si podéis, id a Petra después de la hora de la comida, sobre las 16:00, habrá muchísima gente, pero casi todos regresando, lo que significa que, hacia la mitad de la ruta ya os encontraréis con muy poca gente y a la vuelta, a partir de las 18:00, prácticamente nadie. Os espera una degustación visual semejante a esta:
Y para finalizar ya oscureciendo cuando finalizamos nuestro recorrido de ida y vuelta en un solo día. Por la noche, preparan con iluminación el estrecho de Siq para quienes deseen asistir al concierto frente a la casa del tesoro (esta opción no está incluida en el Jordan Pass, y no lo recomendamos).
Desde Petra nos dirigimos ahora hacia el Castillo de Shawbak, donde haríamos noche en unas habitaciones cueva y al día siguiente partiríamos por la carretera que circunvala el Mar Muerto hasta nuestro próximo destino: embadurnarnos con barro y flotar, he dicho flotar, en sus hípersaladas aguas.
Castillo de Shwbak
Al castillo de Shawbak, el ultimo castillo Templario que vimos, llegamos al atardecer, algo tarde, teníamos pagada la cena que ya había sido servida. Los anfitriones, de todas maneras, nos invitaron a una cena algo más ligera y no nos cobraron la cena que nos habíamos perdido. Otro detalle más de los múltiples que hemos vivido durante estos días en Jordania.
Por la mañana visitamos el castillo e hicimos un viaje tranquilo hacia el Mar Muerto impresionados por los parajes desérticos, los pastores, las gentes en sus quehaceres diarios, niños y niñas de pocos años pastoreando rebaños, jóvenes yendo o viniendo de las escuelas; mujeres, nunca solas, viviendo detrás de sus tapadas vidas.
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