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Identifica los populismos

Los extremismos que ahora llamamos populismos se dan a ambos lados del arco ideológico, los populismos de izquierda y de derecha se retroalimentan y tienen mucho más en común de lo que ambos serían capaces de admitir. Ambos son excluyentes, restan y dividen en lugar de aportar y sumar a la sociedad en su conjunto. Son irracionales en muchas de sus actitudes y proclamas, y los dos pretenden un recorte de los derechos y libertades que las democracias saludables garantizan. Son pues, ideologías limitantes, castradas y castrantes; cegadas por su propia ceguera.

 Siempre han existido los extremismos

 Los extremismos, las censuras y el ostracismo no son exclusivos de una raza, época, cultura, civilización o periodo histórico determinado. La discordia, la disputa, la lucha por el territorio y los recursos, la defensa de «lo nuestro» … son cuestiones, obviamente, inherentes a los grupos humanos. La supervivencia es una inclinación innata a la naturaleza animal del animal social que somos. Lo cual no justifica nada, aunque puede que explique algunas cosas. El miedo a lo diferente o a lo que puede acabar con nuestra moralidad o nuestras costumbres suelen ser un buen caldo de cultivo para los extremismos. La metáfora del invasor es en estos casos muy eficaz.

Una utopía

Los extremismos y los populismos son utópicos, ya Platón en su «República» proponía una sociedad ideal que, ya en su tiempo, fue criticada y puesta en cuestión por sus contemporáneos. Las utopías se figuran históricamente en pequeños territorios, con la idealización del bien común y la igualdad radical entre los hombres. En unos casos, los utópicos de izquierda se dan cuenta de que a mayor escala esa sociedad ideal requiere de una normatividad y un control social muy férreos porque implica la pérdida de la libertad individual. En otros, los utopistas de derecha, se dan cuenta de que a mayor escala, su utopía. Esta utopía de élites tradicionales con una enorme desigualdad social, requiere también una férrea normatividad y control social para mantener a raya a quienes molestan su enorme libertad individual, la de unos pocos, se entiende.

De tal manera que, como no es difícil imaginar, los mundos utópicos de los extremismos de izquierda y de derecha tienen mucho más en común de lo que sus diferencias pretenden

La república de Platón
La república de Platón
 

Tropezando con la misma piedra, globalmente

Sí sorprende que, después de la ilustración y de las lecciones que han podido extraerse del violento siglo XX, estemos repitiendo una y otra vez los mismos patrones, eso sí, exponencialmente potenciados por los medios de comunicación actuales y los avances tecnológicos que permiten guerras silenciosas o estruendosas.

Ahora, la popular polarización social traspasa fronteras en tiempo real y consigue adeptos y acólitos fácilmente en cualquier lugar donde esté permitido internet y la libre circulación de contenidos que, huelga decirlo, no es ni mucho menos en todos los países. La noticia sucede en directo sin las coordenadas de espacio y tiempo, como si todos viviésemos el mismo mundo al mismo tiempo y a la vez.

El extremismo y el populismo también se hace global.

Paco Pavón

Te recomiendo mi novela «A hostias con la Vida»  un relato conmovedor de amor incondicional, dolor inenarrable, y una búsqueda incansable por la identidad. Ambientada en el Madrid de la movida de los años 80, nos cuenta las vidas entrelazadas de Antonio Leal, un locutor de radio cuya voz encantadora oculta sus luchas internas, Román, un agente secreto cuya aparición en la vida de Antonio desencadena una serie de eventos que transformarán su existencia para siempre, y Kika, una mujer excepcionalmente libre en cuya existencia solo existe un apego indestructible, su hermano Tony.

A hostias con la vida, una historia de amor y muerte en el madrid de los años 80 . Autor Paco Pavón

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